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Sorry We Missed You: infortunios en la era Uber

«Vos no trabajas para nosotros. Vos trabajas con nosotros». Esa frase que se escucha en la escena inicial de última película de Ken Loach sintetiza el peligroso cambio de retórica en el mercado laboral actual. Un contexto donde el hiperconsumo se apoya en nuevas formas de precarización laboral y que además esconde algo peor: la supuesta realización del individuo a costa de su propia autoexplotación física y mental. Hoy en día uno puede elegir ser su propio jefe o su propio… ¿esclavo?. Un dilema complicado que en Sorry We Missed You el director británico intenta explorar, advirtiendo sobre el peligro social que eso implica para miles de personas.

La película cuenta la historia de una familia de bajos ingresos que vive en un barrio obrero de Londres. Ricky Turner (Kris Hitchen) es el padre de familia, un tipo que se crío en Manchester y paso toda su vida haciendo mil tipos de trabajos ocasionales y mal pagados que solo le generaron deudas y un futuro incierto. Su esposa Abby (Debbie Honeywood), se dedica al cuidado de personas de tercera edad o con discapacidades a quienes ayuda en su rutina diaria. Ambos tienen dos hijos, una niña llamada Liza (Katie Proctor) y Seb (Rhys Stone), un adolescente aficionado al arte callejero y cuyas actitudes, típicas de la edad, generan cierta fricción en su relación con sus padres.

Sorry We Missed You. BBC Films, 2019.

Sin embargo, para los Turners parece que todo puede mejorar cuando Ricky decide trabajar con una empresa de delivery que alquila sus camiones, a través del sistema de franquicias, a personas que buscan independizarse económicamente. La oportunidad parece ideal. El hombre convence a su esposa de vender el automóvil que ella utiliza para visitar a sus pacientes y de esa forma poder pagar el alquiler de la furgoneta. En los papeles, el beneficio económico depende exclusivamente de la dedicación que Ricky le ponga al trabajo. Pero con el paso de los días, el hombre verá como el idílico panorama que tenía pensando se transforma en una experiencia que pondrá a prueba la estabilidad emocional de su familia.

La película no esconde nada en su guion (escrito por Paul Laverty) ni tampoco en su desarrollo. Desde un primer momento es fácil advertir todo lo que va suceder con cada uno de los personajes de la historia. Ken Loach se limita a narrar y describir de forma visceral cada una de las peripecias de esta familia en la que cada uno pelea su propia batalla. Porque a pesar de que el punto de partida sea la historia del padre y la crítica a los nuevos modelos de trabajo, también aborda la incertidumbre de los demás personajes secundarios en los que el denominador común es un sistema que provoca conflictos en sus relaciones y amenaza con distanciarlos.

Sorry We Missed You. BBC Films, 2019.

A través de las entregas que hace Ricky y los clientes de Abby, Ken Loach intenta describir la idiosincrasia de la sociedad británica. Un mundo pesimista afectado por procesos como el Brexit y las políticas neoliberales de líderes conservadores, representado en el ascenso al poder de políticos como Boris Johnson. Un panorama social nada alentador para las clases más vulnerables que remite indudablemente al Thatcherismo de los años 80s. Ideas que se van haciendo implícitas en la historia con mucha naturalidad por parte del director.

En Sorry We Missed You Loach insiste con su crítica al uso de las nuevas tecnologías en las sociedades industrializadas como las de Gran Bretaña, y como parte de la población debe adaptarse a la fuerza a dichos cambios. Si en la genial I, Daniel Blake (está en Netflix) exploraba en los problemas burocráticos para acceder a los beneficios sociales a través de las solicitudes en internet, esta vez pone el ojo en la llamada “gig economy”. Este fenómeno que coloca a las startsup como Uber o Rappi como una alternativa rápida de empleo, pero cuyo costo social es la privación de todos los derechos laborales.

Algo curioso en la crítica de Loach es que, a pesar de que la película siga el estilo realista que el británico viene haciendo desde hace medio siglo, por momentos hay un tono distópico en el retrato de una sociedad que se parece mucho a la imaginada por Huxley en su “Un Mundo Feliz”. Una realidad en donde los trabajadores se ven incapaces de protestar ante un modelo económico cada vez más impersonal e invisible y que les aleja de toda organización colectiva. No es de extrañar que en una secuencia del film vemos a una de las clientes de Abby mostrar una foto de su esposo y afirmar como un detalle menor que formaba parte de un sindicato. Un nostálgico guiño de Loach para indicar ese contraste generacional que va transformando a las sociedades modernas.

Sorry We Missed You. BBC Films, 2019.

En Sorry We Missed You también hay una crítica sobre como el núcleo familiar sufre los embates de la excesiva carga laboral de estos nuevos tipos de trabajo. Desde los clientes de Abby que son dejados por sus familias al cuidado de otras personas, a la volátil relación paterno-filial que hay entre Ricky y su hijo Seb. Un dilema que los pone a decidir entre el bienestar económico o la crianza. Aún así en medio de esos conflictos, Loach hace un espacio en el drama para que la ternura (inclusive al humor) aparezca en varios aspectos cotidianos dentro de la historia.

Sorry We Missed You no es una película para todos. Su énfasis en los infortunios de una familia de clase obrera puede llegar a exasperar a un público que no busque el pesimismo como entretenimiento, un estilo que ha llevado al británico a ser acusado de panfletario. Sin embargo, la película no apela a eso y sería una reducción un tanto injusta que ignora el compromiso político de un director que, a sus 83 años, muestra una lucidez única al narrar la historia de esa mayoría silenciosa que solo cuenta con ellos mismos en un mundo donde la incertidumbre es la orden del día.